En la actualidad, la mujer tiene un rol muy diferente al que tenía su abuela o incluso su madre. Desde el acceso al mundo laboral, la mujer ha conseguido derechos casi equiparables a los del hombre. Sin embargo, aún quedan desigualdades sin resolver, como puede ser el techo de cristal o la brecha salarial que existe entre ambos.
La inserción de la mujer al trabajo ha cambiado las prioridades de tal manera que el deseo de ser madre ha pasado a un segundo plano. No implica que muchas de ellas no quieran experimentar la maternidad, sino que han decidido que primero quieren tener trabajo y conseguir una estabilidad económica.
En ocasiones, el motivo de retrasar un embarazo se debe a la falta de una pareja estable con quien iniciar el plan de vida que desean. A otras muchas, no les importa tanto tener la pareja adecuada, pero sí creen que es fundamental poseer un estatus económico determinado que les permita ofrecer el bienestar que han siempre han querido para su bebé. En esa situación se encuentra Mónica, quien ha acudido a la clínica de fertilidad IVF Spain para ser madre soltera y formar la familia que tanto desea.
“Siempre he deseado ser madre, era algo a lo que jugaba de pequeña. Primero no te lo planteas porque estás estudiando una carrera, luego cuesta posicionarte en el mundo laboral y para cuando has conseguido una estabilidad económica, lo que no te acompaña es lo sentimental. Ya tengo 36 años y no dejaba de darle vueltas hasta que he decidido realizarme en IVF Spain una FIV con semen de donante y formar mi propia familia”.
Por otro lado, las familias que deciden aplazar el momento de tener un bebé, además de buscar la estabilidad laboral, quizá han decidido posponer esa etapa para dedicarse a otros aspectos de ámbito personal como viajar, dedicar todo el tiempo libre a la pareja o porque puede que aún no están preparados para afrontar esa responsabilidad.
Dejar pasar el tiempo hasta encontrar el momento adecuado para formar una familia es un arma de doble filo. Los embarazos más allá de los 37 se asocian con un mayor riesgo de alteraciones genéticas como puede ser el síndrome de Down o que desencadenen en la repetición de abortos involuntarios o los fallos de implantación.
Además, no hay que olvidar que con la edad aumenta la posibilidad de sufrir enfermedades relacionadas con el embarazo como son la diabetes gestacional, colestasis gravídica, esteatosis hepáticas, preeclampsia o eclampsia.
Por otro lado, el retraso de la maternidad en exceso lleva asociado el descenso del número de ovocitos que se activan en cada ciclo, con lo que probablemente se necesitará la ayuda de la medicina reproductiva para concebir un bebé sano.
Sin olvidar que cuanto más mayores son los padres menos energía se tiene y más cansados están para lidiar con la educación de niño.
Lo positivo de la maternidad tardía
Algunos expertos señalan que postergar la paternidad puede tener también aspectos positivos que beneficien el desarrollo psicológico del bebé. Como ejemplo, sería el hecho de que unos padres más maduros pueden poseer más seguridad en las decisiones y contribuir a la estabilidad emocional del niño. La experiencia y el conocimiento pueden ayudar a que esos padres primerizos se tomen la paternidad de una manera más relajada y disfruten de la decisión que han tomado meditada a consciencia.
Sin duda, los inconvenientes del acceso tardío a la maternidad pesan más que las ventajas, pero no se puede negar que el retraso de la maternidad es una realidad cada vez más extendida. Como respuesta, la medicina reproductiva se ha adaptado a los nuevos tiempo y a día de hoy es posible la preservación de la fertilidad para cuando la mujer o la pareja decidan iniciar el camino hacia la paternidad. Esta solución intermedia que permitiría desarrollar la vida profesional y formar una familia, se consigue gracias a la vitrificación de ovocitos.
El proceso es muy sencillos, la mujer se realiza una ligera estimulación para obtener un número considerable de óvulos y se criopreservan a – 196 C con la técnica de vitrificación que evita la aparición de cristales y garantiza el buen estado de conservación. De esta manera, los óvulos estarán esperando hasta el momento de iniciar el tratamiento de fertilidad que permita concebir un bebé sano.
Los expertos aconsejan que la conservación de la fertilidad se realice antes de los 35 años ya que el objetivo es preservar los óvulos con la mayor calidad posible para conseguir el tan deseado éxito del embarazo.