Marie de cuarenta y cinco años, con endometriosis y un solo embrión viable para la implantación, se halla en la semana veinte de embarazo. Los milagros como éste suceden cuando la ciencia se aúna a la más avanzada tecnología y se combina con el buen hacer de un reconocido equipo médico y el enorme trabajo de embriología que se realiza en la clínica de reproducción asistida y fertilidad IVF-Life, ubicada en la playa de San Juan de Alicante.
Lo increíble de la historia de Marie radica en que contraría a todas y cada una de las estadísticas. Tras los treinta y cinco años la reserva ovárica, o sea, la capacidad de concebir un bebé con óvulos propios, desciende un cincuenta por ciento. Y sobre los treinta y ocho años, un treinta y cinco por ciento de embriones van a dejar de ser euploides, o sea, genéticamente normales. Y después de los cuarenta y dos años, dada su escasa reserva ovárica, las pacientes deben recurrir al tratamiento de fertilidad con donación de óvulos para formar una familia.
Además de esto, no se debe olvidar que Marie sufre endometriosis. La endometriosis consiste en el desarrollo de tejido endometrial fuera del útero. Cuando este tejido invade los óvulos, afecta a la cantidad y calidad de los ovocitos. Por consiguiente, la endometriosis era un inconveniente añadido a la baja capacidad ovárica de Marie.
De qué manera la medicina a la medida logra lo imposible
Marie asistió desde Mánchester para preguntar la opinión del doctor Jon Aizpurua especialista en reproducción asistida y fundador de IVF-Life. No era el primer tratamiento para Marie, quien había pasado por 2 estimulaciones frustradas en una clínica de la ciudad de Nueva York.
Dado su historial médico y su edad, cuarenta y cinco años, el equipo de IVF-Life no podía asegurar el éxito de la fecundación in vitro que Marie deseaba. Tras la estimulación, descubrieron que sólo poseía tres ovocitos. En el caso de Marie y al no existir un inconveniente de factor masculino, pues el semen de donante se escoge conforme criterios de máxima calidad, los dos óvulos se pudieron fecundar a través de FIV. Al día después, los 2 zigotos se cultivaron en el time-lapse EEVA, dando como resultado un embrión con gran capacidad de implantación. Entonces se le aconsejó valorarlo mediante PGS.
A través de PGS (Pre-Implantation Genetic Screening), puede advertirse las anomalías cromosómicas, con la meta de trasferir los embriones con un contenido cromosómico conveniente. El PGS había determinado que el único embrión de Marie era euploide y por tanto viable para la trasferencia embrionaria.
Otra medida que se tomó en el tratamiento de Marie fue la singular atención a la medicina de implantación embrionaria. Para esto, se le efectuó una biopsia endometrial, cuya muestra se examinó con ER Map®, de forma que se pudo descubrir el periodo preciso en el que el endometrio estaría receptivo para la implantación embrionaria.
A través de IMap® se pudo medir el comportamiento y el nivel de las células Natural Killers (NKs) y de esta manera descubrir de qué forma sería la reacción inmune de la paciente en el instante de la implantación, ya que a veces, el sistema inmune puede reaccionar rechazando el futuro bebé pues las células son extrañas para el sistema inmune de la madre. Como solución, en IVF-Life se proveen inmunoglobinas intravenosas capaces de reducir los niveles de NKs. Si bien la reacción inmune de Marie era normal, se tomó la medida de aplicar las inmunoglobinas. Cualquier cuidado era poco para resguardar al único embrión de la paciente y su última ocasión para ser madre.
La dedicación y el extremo cuidado en la historia de Marie no es un caso apartado en IVF-Life, sino más bien un procedimiento de trabajo. Cada paciente es único y el equipo humano es conocedor de que todas y cada una de las esperanzas están depositadas en todos los pasos que dan. No obstante, no siempre se logra una proeza que rompa todas y cada una de las estadísticas como la de Marie; pero es cierto que en ocasiones, en medicina reproductiva los milagros suceden.