Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer es, sin duda, una de las experiencias más difíciles hoy en día. Aún más cuando tu deseo es formar una familia, entonces las posibilidades se reducen y es cuando la Medicina Reproductiva puede ser una solución reproductiva eficaz.
Hemos hablado de ello con dos mujeres que lo han vivido en primera persona. Una de ellas ya ha superado la enfermedad y ha conseguido ser madre gracias un tratamiento de fecundación in vitro con óvulos de donante. La otra está esperando finalizar su terapia hormonal para poder acceder a la maternidad con sus propios óvulos gracias a una vitrificación de óvulos.
Según los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año en el mundo se diagnostican 1,38 millones de casos de cáncer de mama, convirtiéndose en la enfermedad más común entre las mujeres de todo el planeta. Así le sucedió a Itsaso, paciente de nuestro centro IVF-Life Donostia en San Sebastián, quien gracias a la autoexploración encontró un bultito en su mama y pudo acudir al ginecólogo en una fase temprana de la enfermedad.
Testimonio real contado por Itsaso
¿Cómo recuerdas esa etapa del proceso?
En aquella época estaba muy desconectada de mi cuerpo y, aunque a posteriori he entendido que me estuvo mandando señales, durante los últimos meses antes del diagnóstico no lo supe captar en aquel momento.
En octubre tuve revisión ginecológica y no me detectaron nada raro, pero al mes, me noté un bulto y volví al ginecólogo. De ahí me derivaron al hospital y me hicieron una biopsia que resultó dar positivo. La espera desde que me hicieron la biopsia hasta tener el resultado fue muy dura.
Tras el primer diagnóstico, me concertaron un montón de pruebas con la mayor urgencia para determinar exactamente el alcance.
¿Qué pasó por tu cabeza al confirmarse el diagnóstico?
Fue durísimo y se me cayó el mundo encima. Primero pasé por un estado de negación, no me podía creer que me estuviera pasando eso a mí siendo tan joven. Se me derrumbaron todos mis planes de futuro (algunos de un futuro inmediato como el de ser madre).
Me sentí muy asustada, además, no sabía cómo decírselo a mi madre; ya que como pensaba que iba a dar negativo, ni tan siquiera le comenté que me habían hecho una biopsia; ahora con el tiempo sé que fue un error porque hubiera agradecido muchísimo su apoyo en esos momentos iniciales.
Con 36 años y un cáncer de mama ¿deseabas ser madre?
Desde luego que sí. Era mi sueño desde muy joven y cuando me diagnosticaron el cáncer de mama, mi pareja y yo ya lo estábamos proyectando para un futuro próximo.
El médico que me lo diagnosticó no tuvo ningún tacto en cuanto a mi maternidad y me dijo que me olvidara ya que no iba a ser posible. Sin embargo, busqué una segunda opinión y me plantearon un tratamiento que sí que me permitiría pasado un plazo razonable hacer realidad mi sueño de ser madre, aunque no fuera ni cuando quisiera ni cuando lo sintiera; pero me he adaptado y estoy muy agradecida de que me den la oportunidad de intentarlo.
¿Recibiste asesoramiento sobre las posibilidades de ser madre en un futuro?
En el centro en el que me trataron mi enfermedad me hablaron de la posibilidad de ser madre en un futuro desde el primer momento y, la verdad es que, fue muy alentador para mí; porque implícitamente me estaban diciendo que sabían que iba a salir de aquello y me iba a curar.
¿Cuándo tomaste la decisión de preservar tu fertilidad?
Antes de empezar con el tratamiento de quimioterapia, hice un proceso de estimulación ovárica para preservar mis óvulos antes de que fueran dañados por la quimioterapia. El ginecólogo que me llevó el proceso fue encantador, muy humano y me transmitió muchísima confianza.
No fue fácil decantarme por preservar mi fertilidad ya que me diagnosticaron un cáncer de mama hormonodependiente y la estimulación ovárica actuaba en contra de mi salud (expandiendo la enfermedad); lo cual me generó muchísima ansiedad, taquicardias e insomnio; tal vez los síntomas realmente no los padecía físicamente, pero mis miedos me tenían completamente dominada.
Sin embargo, sabía que, si no preservaba mis óvulos, más adelante me iba a arrepentir porque al final supone un seguro de vida, una posibilidad más de ser madre. Y si lo consigo de forma natural, siempre podré donarlos a alguien que los necesite.
Ahora que estoy a punto de acabar la hormonoterapia y, por fin, puedo empezar a pensar en la tan deseada maternidad, me alegro de que fuera valiente y me animara a hacerlo.
Testimonio real S.I.
El diagnostico de nuestra segunda protagonista, S.I. , llegó al acudir a Urgencias por fuertes dolores abdominales. Allí le comentaron que existía un 95% de posibilidades de que padeciera un tumor maligno en el colon.
¿Cómo recuerdas ese momento?
Tres meses antes del diagnóstico, sufría unas molestias muy fuertes en el estómago, apenas tenía apetito… Iba al médico de atención primaria y me daba la baja de tres días, tenía que hacer reposo en cama y el dolor se hacía insoportable… Sabía que algo iba mal. Además, empecé a perder peso.
El día que me diagnosticaron el cáncer me encontraba en el trabajo, el dolor era insoportable, hablé con mi jefe y le dije que me iba a Urgencias de mi Hospital. Sabía que me ocurría algo malo. De camino, llamé al que ahora es mi marido y le dije que me encontraba muy mal y que estaba llegando al Hospital.
Tras un TAC los médicos me confirmaron: “hay un 95% de posibilidades de que tengas un tumor maligno en el colon; hemos llamado a los cirujanos de guardia porque hay que operarte urgentemente».
Llegaron 2 cirujanas y una ginecóloga de guardia y me confirmaron lo que temíamos: efectivamente era cáncer. En ese momento, les insistí en que quería curarme y que quería volver a ser madre. Hacía relativamente poco, a finales de 2010, que había perdido un bebé en el quinto mes de embarazo. Fue una de las experiencias más duras de mi vida.
Tras el diagnóstico de cáncer y en edad fértil ¿recibiste asesoramiento sobre las posibilidades de ser madre en un futuro?
A los 15 días de la operación del cáncer, donde me quitaron la mitad del colon y parte de la vejiga, los oncólogos que me estaban tratando querían comenzar rápidamente con la quimioterapia.
Les pedí a que me dieran al menos una semana para visitar alguna clínica de fertilidad y valorar la posibilidad de congelar mis óvulos. Conocía el proceso porque una familiar ya había pasado por ello.
Pero en ese momento, dado que, tenía la vejiga y toda la parte abdominal muy inflamada me desaconsejaron someterme a una estimulación para preservar mis óvulos.
¿Cómo fue el inicio de tu tratamiento de fertilidad?
Me dijeron que debía esperar al menos un año antes de plantearme iniciar un tratamiento de fertilidad. Aprovechamos esa espera para seguir con otro de nuestros planes: casarnos. Pudimos organizar la boda con la que siempre habíamos soñado y unas semanas después de casarnos, empecé con el tratamiento de ovodonación.
Elegir la clínica IVF-Life en Madrid, fue fácil. Una familiar, muy cercana, había conseguido ser madre de mellizos en esta clínica, y estaba convencida de que, acudiendo al mismo centro, yo también podría tener posibilidades de conseguir el embarazo.
Por todos mis antecedentes, sabíamos que no iba a ser un camino fácil, pero queríamos intentarlo. Me realizaron un diagnóstico muy exhaustivo que incluyó varias pruebas para encontrar el protocolo de tratamiento que mejor se adaptase a mí.
Siempre me trataron con muchísimo cariño y una gran profesionalidad. Guardo un recuerdo inolvidable de todo el proceso.
Cinco años después ¿con qué momentos te quedas de tu camino hacia la maternidad?
Estábamos en casa esperando la llamada de la clínica, cuando por fin sonó el teléfono: el resultado de la beta era POSITIVO, sabía que esta vez era distinto: ¡esta vez SÍ!
Estábamos muy felices, pero se lo dijimos sólo a los parientes más cercanos. Queríamos esperar a las primeras ecografías.
En la octava semana cuando oímos su corazón supe que todo iba a salir bien y que nuestro hijo (presentía que iba ser un niño), estaba creciendo dentro mí. Fue una emoción muy grande, ¡no se puede describir con palabras!
A finales de diciembre de 2015 a las 22:20 horas de la noche, nació nuestro hijo, con casi 4 kg, por cesárea. No puedo describir la emoción y la felicidad que sentí en ese momento. Va a cumplir 5 años y cada día nos hace más felices.
A pesar del largo camino que hemos tenido que recorrer, creo no cambiaría nada de lo vivido, ni siquiera lo malo, porque tenía que ser él y así ha sido.
Hablar del diagnóstico precoz es hablar de una medida de prevención muy eficaz y se está convirtiendo en una práctica habitual en los últimos años: conocer las señales que recibimos de nuestro cuerpo y acudir a revisiones periódicas con especialistas son, en general, armas fundamentales para la detección y la lucha contra el cáncer.
Queremos agradecer a estas dos mujeres que hayan querido compartir con nosotros sus historias. Además, son un ejemplo de cómo la Medicina Reproductiva, una vez superada la enfermedad, puede ser una nueva esperanza para ser madre.